¿Cómo conducir con niebla? Medidas para conducir con poca visibilidad
Al evaporarse la humedad de suelo surge la niebla, formada por partículas de agua muy pequeñas en suspensión. Saber manejar las luces de niebla y conducir con precaución son los principales consejos que hay que seguir para no sufrir percances.
- Revisión del automóvil. Antes de iniciar la conducción, comprueba que todo funciona correctamente Si se forma vaho en el interior del vehículo, elimínalo dirigiendo la ventilación hacia el parabrisas.
- Alumbrado delantero de niebla. La luz antiniebla delantera emite una luz de color amarillo o blanco y se puede utilizar en caso de niebla intensa, nevada, tormenta, nubes de humo o polvo. Solamente se puede encender en caso de que estén funcionando las luces de posición, y podrá utilizarse aislada o simultáneamente con las luces de corto alcance o, incluso, con las de largo alcance.
- Alumbrado trasero de niebla. La luz antiniebla trasera emiten una luz de color rojo y sólo se autoriza a llevarla encendida cuando las condiciones meteorológicas sean especialmente desfavorables, como en el caso de niebla espesa, caída de lluvia intensa, fuerte nevada o nubes densas de polvo o humo. Sólo podrán encenderse cuando lo estén también las de carretera, las de cruce o las antiniebla delanteras. No olvides apagar la antiniebla trasera cuando las condiciones vuelvan a ser favorables, puesto que es una luz muy molesta para los demás conductores.
- Velocidad y distancia de seguridad. Es fundamental adaptar la velocidad y la distancia de seguridad en función de la visibilidad. La Dirección General de Tráfico establece la denominada regla 3V: Visibilidad= Velocidad= Vehículo delantero. Es decir, con una visibilidad de 10 metros habría que circular a 10 kilómetros por hora y separarse 10 metros del vehículo que esté delante del nuestro.
Precauciones para conducir con niebla
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No uses las luces largas, ya que rebotan en las gotitas y son un peligroso 'espejo'. Tampoco frenes bruscamente y evita los adelantamientos.
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Procura circular siempre por el carril derecho y, si la niebla es muy densa, toma como referencia las marcas viales de la derecha de la calzada. Si te surge cualquier incidencia y tienes que parar, activa los intermitentes de emergencia y deja las luces antiniebla encendidas.
Sin embargo, es importante que conozcas los errores más frecuentes que cometemos los
conductores ante esta condición climática. La mayoría de ellos pueden ser
sancionables, así que no pierdas detalle de lo que te contamos a continuación:
Utilizar las luces de carretera: el error más común consiste en
encender las popularmente conocidas como luces ‘largas’, lo que no solo no nos ayudará a
ver mejor la vía, sino que puede ser incluso contraproducente. El motivo es que estas luces tan
fuertes se reflejan en la propia niebla, dificultando aún más la ya de por sí poca
visibilidad que tenemos. Además, podemos molestar a otros conductores.
Debes saber que estás obligado a usar la luz de posición y la de cruce cuando te
encuentres con niebla –sea densa o no-. La utilización de la luz antiniebla
delantera es de carácter opcional –siempre que te encuentres con las condiciones
climáticas anteriores-, por lo que puedes recurrir a ella sin problemas. Tranquilo, están
especialmente preparadas para evitar que se reflejen contra ti.
Ten cuidado, porque la
luz antiniebla trasera no se puede utilizar siempre. Pero sí que será obligatoria
en condiciones de niebla densa y cuando sea necesario hacernos ver. En caso de poder deslumbrar a los
demás usuarios, deberemos proceder a desconectarlas, ya que sería sancionable mantenerlas
encendidas en una retención por ejemplo.
No ajustar la velocidad a las condiciones de la vía: muchos conductores se agobian cuando están pasando por una zona de niebla, por lo que mantienen una velocidad bastante rápida o incluso aceleran para salir de ella lo antes posible. El problema viene por la dificultad que tiene el conductor para considerar si va demasiado de prisa o no. Al no ver puntos de referencia como señales o árboles, podemos estar conduciendo por encima de lo que consideramos un ‘nivel de seguridad’. Lo mejor es usar el acelerador y el freno de manera suave.
Estacionar en el arcén: la poca visibilidad puede hacer que decidamos pararnos y esperar a que la niebla sea menos densa. Esta decisión es totalmente acertada, pero no debemos parar en zonas en las que podamos suponer un obstáculo para otros vehículos. Por ejemplo, detenerse en el arcén no es una buena idea. Lo mejor es hacer uso de la múltiples estaciones de servicio que podemos encontrarnos por el camino.
Pegarte demasiado al vehículo que nos precede: es un error muy común, que ni siquiera se respeta muchas veces en el día a día. Pero no podemos mantener las malas costumbres, ya que con niebla la probabilidad de colisión aumenta. No cometas el fallo de tomar como referencia un vehículo que llevas delante. Lo mejor es que uses el alumbrado correctamente para que los demás te vean y mantener una distancia prudencial con el resto de usuarios de la vía.
Conducir con la misma confianza que un día normal: la costumbre de hacer la misma ruta siempre y los años al volante, pueden pasar factura. Tenemos que estar mucho más concentrados en días de niebla, en los que no contamos con la misma visibilidad que un día soleado. Aunque no veamos claramente los peligros, siguen estando ahí. Olvídate de distracciones con el móvil o de subir el volumen de la música demasiado. La conducción defensiva debe ser siempre máxima, pero en días con malas condiciones climáticas debe ser extrema.
Tampoco es mala idea que abras las ventanas un poco, lo que te permitirá escuchar lo que pasa a tu alrededor. ¡Quién sabe si tu oído puede llegar a intuir lo que la vista no percibe!